Por Alicia Rentero
UN TESTIMONIO PARA TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE DICEN QUE ES DEMASIADO TARDE PARA CUMPLIR UN
SUEÑO.
Olga
Kotelko se calzó unas zapatillas de atletismo
por primera vez a los 77 años. No se conformó con dar paseos a ritmo
ligero como aconsejan los médicos a personas de su edad. Ella quería
correr,
correr de verdad. Y desde entonces, no dejó de ganar medallas y de
alcanzar
récords en atletismo para personas mayores. Y siguió hasta que una
derrame cerebral se la llevó el pasado 24 de junio, a los 95 años.
Más de 750 medallas de oro y 30 récords mundiales
son cifras que impresionan. Más aún si se sabe que esos triunfos se cosecharon
entre los 77 y 95 años. Y más aún cuando la protagonista no había practicado
nunca el atletismo. Porque a Olga Kotelko (Vonda, Canadá, 1919) lo que
le gustaba era el béisbol. De joven no le importaba recorrerse varios
kilómetros para jugar cuando salía de la escuela y luego volver a casa.
Criada en una granja del interior de Canadá, era la
séptima de 11 hijos de un matrimonio de origen ucranio. Desde muy pequeña
compaginó la escuela con las tareas domésticas y en su tiempo libre jugaba al
softball y béisbol. Se graduó en la escuela para profesores en 1941 y comenzó a
enseñar en una escuela de Vonda. Su matrimonio se rompió en 1957, cuando estaba
embarazada de su segunda hija. Se mudó con su hermana a la Columbia Británica y
se sacó un título universitario mientras criaba a sus hijas.
La carrera en la enseñanza de Olga continuó hasta
1984, el año de su jubilación. Hasta entonces nunca se planteó la práctica
regular de deporte, pero una vez que tuvo tiempo libre, retomó el softball.
Kotelko jugaba con dedicación pero con sus más de 70 años, los reflejos y
agilidad empezaban a fallarle en el juego.
A los 77 una compañera de equipo le aconsejó el
atletismo en pista y Olga se puso a ello. Contrató los servicios de una
entrenadora húngara que le adiestró, cosa que gustó a la casi octogenaria
deportista. Se sometió a una disciplina constante, con sesiones de gimnasio y
entrenamiento en pista y sus músculos respondieron de forma asombrosa. Entonces
decidió dedicarse por entero.
En los campeonatos de atletismo para gente mayor
los veteranos deportistas se dividen en franjas de edad. Hay muchos sexagenarios,
septuagenarios y octogenarios. A partir de los 90 los participantes escasean.
Olga Kotelko arrasó en cada franja en la que compitió. De hecho, sus marcas a
menudo eran mejores que las de atletas más jóvenes.
Además de un ejemplo de longevidad, Olga lo fue
también de polivalencia. Podía correr, saltar, lanzar… Así destacó en
categorías atléticas tan dispares como los 100 y 200 metros lisos, salto de
altura y longitud o lanzamiento de martillo y jabalina. Y en todas ganaba.
Cientos de medallas y 30 récords —gran parte de ellos entre los 90 y 95 años—
cuantifican su éxito en el deporte.
El fenómeno de Olga avivó el debate sobre los
efectos del ejercicio de alta intensidad en los mayores. Cualquier galeno
aconsejaría hacer deporte a un octogenario o nonagenario, pero Olga entrenaba
sus músculos y estos se fortalecieron a la vez que se ralentizó su
envejecimiento. La atleta fue objeto de estudio y los expertos concluyeron que
su caso era excepcional: sus riñones procesaban las enzimas y subproductos
necesarios para que su masa muscular se regenerase después de un ejercicio
intenso. Olga podía emplearse a fondo en el deporte porque se recuperaba de
manera rápida y eficaz.
La veterana atleta canadiense fue rebajando el
ritmo de sus entrenamientos en los últimos años, pero sus resultados siguieron
siendo espectaculares. Al margen de los estudios a los que fue sometida, los
investigadores obtuvieron una conclusión evidente: su tenacidad y entrenamiento
fueron claves en su exitosa carrera deportiva.
CONSIDERACIONES
OLGA KOTELKO... Realmente todo un testimonio de cómo para comenzar una nueva vida, nunca es demasiado tarde.
Y ante resultados tan
asombrosos, Olga Kotelko, que no había pasado desapercibida para la
ciencia, se prestó a cuantos estudios quisieron realizarle, dejando a
todos perplejos...
Porque en la era donde gran
parte de la investigación va dirigida al estudio de la longevidad,
representaba un auténtico desafío para la ciencia... en "esas"
condiciones.
“Todo el
mundo puede preguntarse qué es lo que hace correr a Olga. Son los genes.
Es la dieta. Es su temperamento. Son sus hábitos de descanso. Es el
espíritu combativo del general cosaco del que desciende. Es su vibrante
energía. Es el milagro del ejercicio, realizado durante una larga vida”.
¿Con cuántos años te sientes?" Le preguntaron (tenia 94)."Bueno, todavía tengo la energía que tenía a los 50, es un misterio, incluso para mí. " dijo ella.
Si bien el estado físico se debe, en parte a los genes,
de acuerdo a numerosas investigaciones, que determinan solo un 25% cuan
larga será nuestra existencia; el resto: 75% depende del estilo de vida.
"La edad es
sólo un número. Lo más importante es tu actitud
hacia las cosas que te
pasan", nos dice en otra ocasión.
Se ha demostrado que el ejercicio añade entre seis y siete años a un período de vida (y mejora la calidad de vida de muchas maneras).
Los investigadores que estudian maestrías atletas se preguntan:
¿Y si el entrenamiento intenso hace algo que permite que el cuerpo se regenere a sí mismo?
También se
ha visto que el ejercicio puede estimular la producción de telomerasa,
una enzima que mantiene y repara las pequeñas tapas de los extremos de
los cromosomas que mantienen intacta la información genética cuando las
células se dividen. Eso podría explicar por qué los atletas de mayor
edad no sólo son cardiovascularmente más activos que sus homólogos sedentarios ; sino que están más libres de las enfermedades relacionadas con la edad en general.
El
Instituto Neurológico de Montreal realizó un estudio detallado del
tejido muscular y fisiológico de Olga, concluyendo que con 91 años de
edad poseía una edad celular correspondiente a los 65 años.
En
las muestras examinadas, unas 400 fibras musculares, no se vio ni una
sola que tuviera evidencia alguna de deterioro mitocondrial; cuando en
una muestra de músculo de una persona de 65 años de edad ya se pueden
observar por lo menos un par de fibras defectuosas.
También se ha observado que con el ejercicio de resistencia, se activan células madre
en el musculo y las mitocondrias parecen rejuvenecer y aunque se
liberen radicales libres y otras toxinas, se desencadena la producción
de antioxidantes que preservan la salud.
http://www.youtube.com/watch?v=xYlrOOmK-V0
http://www.youtube.com/watch?v=97Sc1eqjqms
http://www.youtube.com/watch?v=gnLEZR8qTIk
http://www.youtube.com/watch?v=kPj4_YhnpNA
http://www.youtube.com/watch?v=cwr9LDY6o0Q
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