Por José María y Matilde
Una
de cada nueve rosas que se consumirán en Europa el 14 de febrero tendrán como
origen Kenia. Según el consejo de flores de Kenia, alrededor del 97% de las
exportaciones van a la UE.
Los recolectores de rosas en Kenia cobran 1,25 euros al día por
nueve horas de trabajo. En el umbral de la pobreza extrema. El 75% de los empleados son mujeres. Es muy corriente que sufran acoso sexual de sus superiores. Venta ambulante, bicis-taxi o prostitución son empleos que suelen
complementar un salario miserable.
¿Las
condiciones de los trabajadores?: En el exterior de los invernaderos la temperatura es de 27 grados, bajo el mar
de plásticos de los invernaderos, llegan a 51 grados. Manos que podan rosales
sin guantes, piel atrincherada de tanto trabajar en cámaras frigoríficas sin
abrigos térmicos a cuatro grados bajo cero, o la alta exposición a los
productos químicos. Se estima que en Kenia unas
500.000 personas dependen de la industria de las flores, incluyendo los 90.000
trabajadores empleados en los invernaderos.
Philip,
pastor de 37 años de la zona afirma “La solución pasa por nuestro gobierno y
por los propios consumidores en Europa. No tienen que dejar de comprar rosas
sino exigir a empresas como la nuestra que respeten la dignidad humana”.
Que triste que algo tan hermoso como las rosas tenga detrás tan denigrante historia!
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