El 25 de noviembre fue
declarado día Internacional contra la Violencia hacia la mujer en el primer
Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe celebrado en Bogotá
(Colombia) en julio de 1981. En este encuentro las mujeres denunciaron la
violencia de género a nivel doméstico y la violación y el acoso sexual a nivel
de estados incluyendo la tortura y los abusos sufridos por prisioneras
políticas.
Se eligió el
25 de
noviembre para conmemorar el violento asesinato de las hermanas Mirabal
(Patria, Minerva y Maria Teresa), tres
activistas políticas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 a manos de la
policía secreta del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana.
Hubo que esperar unos años para que Las Naciones Unidas en su 85ª
sesión plenaria, el 20 de diciembre de 1993, ratificara la Declaración sobre la eliminación de la
violencia contra la mujer, donde se afirma que esta violencia es un
grave atentado a los derechos
humanos de la mujer y de la niña.
En el artículo 1 define la violencia contra la mujer:
A los efectos de la presente Declaración, por
"violencia contra la mujer" se entiende todo acto de violencia basado
en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un
daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las
amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad,
tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.
Han pasado 20 años desde que las Naciones Unidas se
dieron por enteradas de que las mujeres sufrían violencia de género. No
queremos ser pesimistas pero en estos 20 años la violencia sobre la mujer,
lejos de paliarse, parece que se incrementa.
Erradicar esta violencia no creemos que se base en leyes
sino en educación y, lamentablemente, ésta aún sigue los parámetros de una
sociedad “androcéntrica” que no está dispuesta –de momento- a cambiar ciertos
parámetros.
Literatura, cine, moda etc, siguen dando el perfil de una
mujer adherida a los cánones patriarcales que han hecho de ella un ser sumiso,
minusválido y lo que es peor, ¡sin recursos emocionales!
No podemos esperar a que los estamentos sociales cambien
sus principios, no debemos aguardar a que unas leyes que se aplican de manera
“sui generis” y unas protecciones… que parecen mirar para otro lado, nos eviten
una víctima más; debemos más bien, a nivel individual, acrecentar una educación
que nos aleje del modelo “Barby del siglo XXI”.
Pero más allá de la
atroz violencia física, que arroja unas cifras de feminicidios
espeluznantes en todo el planeta, queríamos llamar la atención sobre esa
“violencia” diaria, de guante blanco y que no se considera tal, ni por parte de
quien la ejerce ni por parte de quien la sufre.
Gestos, portazos, malas caras, levantar la voz, ese “día
a día” que la mujer considera normal dentro de la convivencia por aquello de
que los hombres suelen ser muy “temperamentales”. Qué decir de las pequeñas
coacciones, de la imposición de criterios, de las sugerencias que enmascaran
imposiciones… Todo esto que la mujer acepta por aquello de que aún cree que los
hombres saben más…
Nos espanta comprobar como todo esto,
no lo sufren solamente mujeres de cierta edad, sino que las jóvenes ¡incluso
las adolescentes! navegan en estas agua turbulentas creyendo que van en la
góndola de amores sublimes.
“Nacida mujer”, sigue siendo aún una condición en este mundo y
desde el rol de educadora que es toda mujer,
debemos proveer a las niñas de
recursos emocionales para que puedan desarrollar una inteligencia emocional que
la permita desarrollarse sin la etiqueta de “víctima”.
Queda mucho o ¡todo! por hacer.
Mientras, inculquemos a las niñas, jóvenes y menos jóvenes que no se puede
consentir una falta de respeto. Si se consiente vendrán otras.
Determinadas cosas hay que cortarlas de
raíz para que no proliferen y nos enreden en el bosque del maltrato del que
después es muy, ¡pero que muy difícil! salir.
Desde la Inspiración Femenina, hoy, nos
sentimos especialmente conmovidas.
Inspiración Femenina Tian.
Gracias chicas por ese sentimiento solidario! Es conmovedor! en muchos casos la impotencia nos abruma cuando vemos que no parecemos lograr mucho, cuando estos casos de violencia doméstica están cada vez más cerca de nosotras, que alguna vez formo parte de nuestra vida,!por que muchas como yo,lo hemos vivido,amigas de cualquier edad, vecinas yhasta dentro de la familia! y es el miedo de dejar una posición que creemos cómoda, el miedo al que dirán,aceptar que debemos recobrar dignidad
ResponderEliminar