http://www.elmundo.es/television/2013/11/09/527e84a463fd3deb598b4584.html
"Querida
Farzana Samini, tengo 16 años y estoy enamorada de un chico. Nos hemos estado
viendo durante mucho tiempo, pero ahora él no se quiere casar. ¿Qué puedo
hacer?". Una joven afgana se dirigía así por teléfono esta semana al
programa de televisión Banu (mujer), que la cadena privada Tolo TV emite
cada día a las dos de la tarde en Afganistán y que recuerda al mítico Consultorio
de Elena Francis, el programa radiofónico que se convirtió en un fenómeno
sociológico en España entre las décadas de los 50 y 80. Las mujeres escribían
buscando consejo para sus problemas sentimentales y domésticos, en una época en
que su rol social empezaba a cambiar tímidamente con el boom económico
del franquismo y el posterior destape de la transición.
Como en España,
la caída del régimen talibán en 2001 y el mayor protagonismo de las mujeres en
la vida pública en Afganistán han hecho que proliferen programas destinados a
ellas en los medios de comunicación, a los que recurren buscando consuelo.
"Tengo 35 años y un hombre me pide matrimonio, pero no quiere que
estudie ni trabaje. ¿Qué hago?"
Primero fue el
auge de las emisoras de radio de mujeres y para mujeres. Radio Sahar, en la
ciudad de Herat, en el oeste de Afganistán; y Radio Rabia Balkhi, en la de
Mazar-e-Sharif, en el norte, fueron algunas de las pioneras. Y después llegó el
turno de los programas de televisión, dirigidos sobre todo a una audiencia
urbana, ya que la mayoría se emiten en la franja horaria del mediodía, en la
que difícilmente hay electricidad en las zonas rurales. Si existe suministro,
es sólo unas horas por la noche.
"Tengo
35 años y un hombre me ha pedido matrimonio, pero no quiere que continúe
estudiando en la universidad, ni trabajando fuera de casa. Yo realmente le
amo, pero no quiero dejar ni mis estudios ni mi trabajo. ¿Qué debo hacer?",
planteaba otra telespectadora de Banu, pero en este caso en forma de
carta. La presentadora, Farzana Samini, se limita a plantear las problemáticas
o a recibir las llamadas. Quien contesta y da consejos es un hombre, el doctor
Yassin, experto en Psicología, según la cadena de televisión.
"A una cierta edad, hay que ser un poco flexible. Yo dejaría los estudios
y el trabajo, porque si no se le va a pasar el arroz"
"Cuando se
llega a una cierta edad, querida telespectadora, hay que ser un poco flexible. Yo
dejaría los estudios y el trabajo, porque si no se le va a pasar el arroz",
fue la recomendación del psicólogo.
"Ni
profundizan realmente en los problemas de las mujeres, ni promueven cambios
sociales", afirma Abdul Mujeeb Khalvatgar, director ejecutivo del
Instituto Nai, que actúa como paraguas de los medios de comunicación y que se
muestra especialmente crítico con este tipo de programas. Sin embargo,
reconoce: "La existencia de estos shows sería impensable hace 10
años". Por lo tanto, algo sí que ha cambiado.
Tal vez el
programa que causó más impacto y supuso un auténtico punto de inflexión fue Niqab
(máscara), emitido por la cadena privada Canal 1. Cada semana una mujer
víctima de la violencia más bestia explicaba ante la cámara su drama, pero
eso sí, cubriendo su rostro con una máscara: mitad blanca y mitad azul con la
forma de un burka. Por el show pasaron desde mujeres brutalmente
violadas a otras forzadas a casarse de niñas con hombres que les triplicaban la
edad.
Hay otros
programas más lights. La cadena Ariana, también privada, emite Dar
nima roz (a medio día), donde se dan consejos prácticos de belleza y
salud para mujeres. O Banu o warzesh (mujer y deporte), de Canal 3
que, como su nombre indica, habla de la importancia de que ellas hagan
ejercicio físico. Casi todas las cadenas tienen algún espacio específico para
mujeres.
"Mi marido
me ha echado de casa porque hice el té demasiado concentrado, y no le
gustó", exponía otra telespectadora de Banu esta semana. El consejo
del psicólogo fue el siguiente: "Yo, de usted, llamaría ahora mismo a su
marido y me disculparía. Su esposo cuando se enfada es como una bola de
fuego. Usted tiene que ser lo contrario: actuar como el agua". O sea,
aguantar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario