lunes, 13 de abril de 2015

CUERPOS SIN DEDALES


Oxfam lejos de la creencia de muchos que se trata de una ONG, no es tal, sino que se trata de una Confederación Internacional de muchas ONG, 17 en concreto.  Su nombre deriva del lugar de nacimiento Oxford y de su primer movimiento de ayuda contra el hambre, durante la Segunda Guerra Mundial. 
Acaban de publicar un nuevo informe, de esos que traen consigo cifras escalofriantes. Se llama "Derechos que penden de un Hilo”. 
El propósito de este informe es informar sobre el incumplimiento de los derechos laborales, así como de las pésimas condiciones de trabajo a las que se enfrentan las trabajadoras en Zonas Francas (o maquilas) dedicadas a la producción de prendas de vestir para la exportación, en Centroamérica (específicamente en Nicaragua, Guatemala, El Salvador y Honduras).
Uno de los principales objetivos de las Zonas Francas es atraer inversión extranjera: generosos incentivos fiscales, mano de obra barata y no sindicada, así como regulaciones laxas, son algunos de sus “atractivos”.
Cuando leí el informe y llegué hasta aquí, mi falta de vocabulario se puso de manifiesto. ¿Maquilas?, ¿qué es eso? bueno, si el lector me acompaña en mi ignorancia lo explico. Se trata de una empresa que importa materiales sin pagar aranceles; su producto se comercializa en el país de origen de la materia prima. El término se originó en México, país donde el fenómeno de las maquiladoras está ampliamente extendido. La palabra maquila se originó en el medioevo español para describir un sistema de moler el trigo en molino ajeno, pagando al molinero con parte de la harina obtenida. 
Hoy en día son naves de dimensiones industriales llenas de maquinas de coser donde millones de mujeres trabajan. 
Según el Índice Global de la Brecha de Género (IGBG) -otro termino para aprender hoy- tendremos que esperar 81 años para que exista igualdad entre géneros en el lugar de trabajo en todo el mundo. Los países de Centroamérica se encuentran en la mitad superior en el ranking de países del mundo con las mayores brechas entre géneros en lo que a participación económica y oportunidades se refiere.
Por ejemplo en el año 2012, sólo un 47% de las mujeres ocupadas en El Salvador eran empleadas asalariadas (frente al 68% de hombres asalariados) Es decir, más de la mitad de las mujeres salvadoreñas trabajan en empleos que, por lo general, son precarios y que entre todas sus limitaciones suponen una baja (por no decir nula) probabilidad de acceso a prestaciones sociales.
Se estima que a día de hoy hay unas 2.000 Zonas Económicas Especiales que emplean a más de 27 millones de personas en el mundo -sí, sí, vuelva a leer la cifra, por favor- Las mujeres constituyen más del 50% y en algunos casos el 90% del empleo total en estas zonas en los países en desarrollo.




Desde finales de los noventa, cerca del 80% de la industria maquiladora de Centroamérica está vinculada a la rama textil, de la confección y el vestido, cuya producción se exporta en gran medida a los Estados Unidos debido en gran parte al impulso de las preferencias arancelarias y los acuerdos bilaterales entre Estados Unidos y cada uno de los países centroamericanos.
En las Zonas Francas textiles se reproducen estructuras discriminatorias en contra de las mujeres. Muchas mujeres empiezan su vida laboral en las maquilas. Hay familias enteras con varias generaciones de mujeres de las maquilas en Centroamérica. 
La consecuencia es que, a pesar de ofrecer empleos asalariados, en las maquilas se perpetúa la miseria y los estereotipos que limitan el progreso de las mujeres.
¿Cuál es el perfil típico de una mujer trabajadora de una maquila de Centroamérica? Se podría decir que la trabajadora promedio en una maquila es una mujer joven de entre 18 y 35 años. Existe una regla no escrita -bueno en estos sitios no escriben ninguna regla- de no contratar a mujeres mayores de 35 años. Las trabajadoras tienen un nivel de escolaridad bajo. Son madres. Según varios estudios, el 80% de las maquiladoras tienen hijos a su cargo. Y siguiendo las tendencias de América Latina y el Caribe, cada vez son más las mujeres trabajadoras de maquilas que llevan la jefatura de hogares monoparentales. Otra característica que confirma la vulnerabilidad de estas trabajadoras es que pese a vivir en ciudades, muchas de ellas provienen de zonas rurales.
La problemática que rodea a las maquilas de producción de prendas de vestir en Centroamérica va más allá de los salarios indignos que ofrecen,pongamos 200 euros al mes  En las maquilas, la jornada laboral suele ser de 12 horas sin descanso, aunque puede llegar a ser de 24. Durante ese tiempo, los trabajadores viven en condiciones insalubres terribles. Una mujer puede llegar a hacer hasta 6.000 o más movimientos repetitivos diarios. Los ciclos de repetición de dichos movimientos pueden durar tan solo 30 segundos. Miles de trabajadoras y ex trabajadoras de maquila sufren graves secuelas de salud (con recurrentes casos de inhabilitación de por vida) debido a la intensidad delos movimientos repetitivos asociados al trabajo con las máquinas de coser, las largas jornadas, las condiciones insalubres en las que suelen desarrollar su trabajo (sin mascarillas para proteger los pulmones del exceso de polvo (algodón) del ambiente, uso de sillas sin respaldo o temperaturas de más de 37 grados centígrados, por ejemplo) así como por el sobre esfuerzo físico para lograr las altas metas impuestas en las fábricas.
Y para rematar el factor sorpresa diario donde no es nada raro que de un día para otro las trabajadoras se encuentren con un escueto aviso en la puerta de la fábrica que indica el cierre; lo que indica la pérdida del trabajo. Con frecuencia, es un indicador de que la maquila se mudó a otro país más barato o maquilló su personalidad jurídica para beneficiarse nuevamente de incentivos fiscales. 

Sin duda aterrador. Así que no solo en Asía nos encontramos con esta situación textil, sino que tenemos que sumar Centro América. ¿Habrán hablado este tema en la VII Cumbre de las Américas del pasado 10 de abril?… ¡Que pregunta,¿verdad?
El informe se llama “Derechos que penden de un hilo” Pero aquí no hay derechos, así que no penden, aquí lo único que pende de un hilo, o más bien de un suspiro, es la vida.

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