lunes, 27 de octubre de 2014

EL BURKA SOCIAL


La periodista congoleña Caddy Adzuba ha sido galardonada con el  premio Príncipe de Asturias de la Concordia, por su labor en la defensa de las mujeres de su país.
La pobreza, la discriminación y la violación –como arma de guerra- son los objetivos de esta periodista que se juega la vida en su país día a día por su trabajo.
Se sabe que la guerra en el Congo  que lo asola desde hace 20 años, se debe a la obtención de las materias primas y  minerales, especialmente el coltan, mineral imprescindible para la fabricación de los Smartphone.
No hay, ni ha habido conflicto en el planeta a lo largo de milenios, en el que el objetivo no haya sido la depredación de los bienes naturales de los países en conflicto. Y dentro de los bienes de un país están las mujeres: el bien más preciado. Y los hombres lo saben y lo han sabido desde siempre. Se luchó por conseguir materias primas de los países a los que se sometía, pero también formaba parte de la “logística y estrategia” de la guerra apoderarse de sus mujeres. Antiguamente eran botín de guerra, hoy en día, en pleno siglo XXI, también.
La evolución de la sociedad humana guiada por el “masculinismo” ha tenido   por objetivo la ganancia y el poder, y estos dos objetivos han ido cambiando en su naturaleza a lo largo del tiempo. Hoy en día, es la tecnología el arma de poder y dominación; hay que conseguir los materiales para ella donde y como sea. Y por supuesto ¡a costa de lo qué sea!
La mujer siempre ha formado parte de ese “a costa de”. A costa de ella la especie sigue adelante; a costa de ella las familias, en la mayoría de los casos, progresan; a costa de ella los maridos logran sus objetivos, a costa de ella las empresas se ahorran todo lo que pueden -¡y más!- en sueldos… Y a costa de las mujeres se saquea la tierra para extraer de ella cualquier cosa que pueda ser rentable. Destruyendo a las mujeres en su dignidad física y moral, se destruye un país.
Bien pudiéramos decir que, hasta ahora, la historia de la humanidad ha sido una historia “a costa de las mujeres”. En los países en subdesarrollo o en vías de desarrollo, se ejerce sobre ellas una violencia brutal y en los países de luces de neón y escaparates de moda, la doble jornada, la dificultad para tener cargos por el hecho de ser mujer, la dificultad para promocionarse por los deberes familiares, etc, etc, más los abusos sexuales y violaciones –¡que también ocurren, y mucho!- merman su salud física y psíquica. El desarrollo económico de occidente ha contado con  la mano de obra barata de las mujeres, un precio que nosotras hemos pagado “a costa” de nuestra supuesta liberación… Si a eso añadimos la pérdida de nuestra identidad, pudiéramos decir que estamos en las dos caras de una misma moneda.
Es bueno reflexionar sobre ello y quitarnos el burka social que nos induce a pensar que las mujeres del primer mundo estamos como peces en el agua, como mucho vivimos en una piscifactoría con aguas contaminadas.  
Démonos cuenta que, desde el desarrollo de la agricultura -hace 10.000 años- hasta la actualidad con el desarrollo de la tecnología, la historia, de rasgo  patriarcal, nos ha tomado como rehenes de su progreso.
¿Y el nuestro para cuando? Es algo que cada mujer debemos plantearnos.
Mientras escribimos estas líneas, leemos la noticia (les dejamos también el enlace) del ahorcamiento esta madrugada de una mujer iraní: Reihané Yabarí, que mató al hombre que pretendía violarla, algo que en Irán es condenado de esta manera… Después de siete años de prisión y torturas, las protestas internacionales no han podido evitar que le pusieran la soga en su cuello. Claro, que una no puede dejar de pensar que lo peor para ella no haya sido la muerte sino los siete años en una prisión iraní…
Y mientras escribimos también estas líneas, en la ciudad en la que residimos,  cientos de jovencitas gritan esperando a que su ídolo llegue para dar un concierto, con sus Smartphone en las manos… con sus cabezas llenas de redes sociales… ajenas a que en Irán existen cárceles…
¿Exageramos si decimos que aún la mujer tiene que tomar consciencia de su propia realidad? Creemos que no. Como tampoco nos cansamos de decir que la esperanza de las mujeres está –en gran parte- en las mismas mujeres, en mujeres como Caddy Adzuba.
Publicado por Inspiración Femenina Tian



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