domingo, 13 de julio de 2014

COINCIDENCIAS...

Por Inspiración Femenina Tian


Hoy, domingo 13 de Julio, se celebra la tan esperada final de los campeonatos mundiales de fútbol 2014. Después de algunas agradables sorpresas que nos ha deparado este mundial –no exento de disgustos o decepciones para otros-, finalmente veremos enfrentados el fútbol europeo y el fútbol americano.

Desde la Inspiración femenina, cualquier acontecimiento, y más si es de rango mundial, debe ser objeto de nuestra atención e interés, porque esos acontecimientos son como una pantalla de cosas que están ocurriendo en el mundo. Recordemos que es el espectáculo con más repercusión mediática del momento. Como mujeres, estas cuestiones nos interesan, no por el hecho en sí de la competición deportiva –aunque hay mujeres muy futboleras- sino por la importancia que tiene sociológicamente a nivel mundial.

Esta noche nos encontraremos con algo insólito, con algo que hace 50 años no podíamos ni imaginar: se van a sentar en el palco presidencial para ver la final, nada menos que tres mujeres –suponemos que irán-: La presidenta de Brasil, el país anfitrión: la señora Dilma Rousseff; y las presidentas de los dos países finalistas: la señora Cristina Kirchner, presidenta de Argentina, y la señora Ángela Merkel, presidenta de Alemania.






La presencia de las mujeres, en este caso, nos llama la atención, primero por el hecho de ser mujeres las presidentas de estos tres países; y segundo, la consideración de que el fútbol ha sido –y sigue siendo- un deporte mayoritariamente masculino, tanto entre los participantes como entre los seguidores.

Esto nos hace reflexionar sobre algo ya conocido pero que aquí se nos muestra de forma muy evidente: la presencia de la mujer en el mundo, en todos los ámbitos, va en aumento… algo está cambiando de forma clara y manifiesta, aunque no nos definamos si nos parece que el cambio va en el adecuado sentido o no. Quizás tengamos que empezar a acostumbrarnos a que, cuando vayamos a hacer una gestión en la embajada, nos podamos encontrar con una embajadora. O que sea una mujer la directora de una central nuclear. De hecho, la directora del fondo monetario internacional –por ejemplo- también es una mujer: Christine Lagarde.

Incluso teniendo el cuenta el grado de masculinización que muchas veces hay que adoptar para poder llegar a estos puestos, tenemos la esperanza de que, sin querer queriendo, algo de la esencia de mujer se filtre, y el mundo empiece a mostrar otro semblante.

Ese otro semblante al que aspiramos, pasaría por una economía no depredadora de los más desfavorecidos; por una comunicación sin agresividad ni violencia; por un sociedad de consenso, no de leyes impositivas o de guerras como método para resolver los conflictos; por un mundo en el que el que la hambruna y la violación no formen parte del programa de la guerra; por una educación sin domesticación; por unas relaciones entre las personas, sobre todo entre los sexos, armónicas, de ayuda, de cooperación, sin hegemonías ni esclavismos, etc.

A lo mejor, entre gol y gol, por aquello de que a las mujeres nos gusta compartir y no perdemos ocasión para hablar de lo que interesa, algo de esto esté en la conversación del palco… ¡ojalá que así sea!, que se diluyan las barreras del poder que ostentan y puedan expresarse como las mujeres que son. Y la opción de que se note que tenemos mujeres en cargos importantes no quede en un ‘fuera de juego’.

A las mujeres siempre se nos sacó la tarjeta roja y nos expulsaron del terreno de juego antes de empezar el partido. Ahora que podemos jugar –y estamos en la final-, ojalá podamos cambiar las reglas del juego de la sociedad.




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